El hombre detrás del velo
Peter O` Toole era y es mi actor favorito (junto a James
Stewart). Por lo tanto, cuando me enteré de su fallecimiento me embargó una
profunda sensación de tristeza. Se iba un grande, el eterno intérprete de ojos
azules y de presencia relajada. Lo conocí al ver la que se transformaría en mi
filme favorito de todos los tiempos: “Lawrence de Arabia”. En cierta medida,
dicho encuentro estaba escrito y fue en la mítica “Tardes de Cine” de Canal 13
en los años 80`. Era un mocoso, pero que intuía que en la pantalla chica estaba
viendo algo grandioso y único, una película con el sello “Más grande que la
Vida Misma” del cineasta británico David Lean.
¿Qué fue lo que me produjo un click en el cerebro?, ¿qué fue
lo que me impresionó tanto? Durante años he tratado de dilucidar una respuesta específica
y sólo puedo decir que son muchas. Una dirección perfecta y equilibrada entre
espectáculo e intimidad interpretativa; parajes desérticos fotografiados con
refinamiento (gracias al director de fotografía Freddie Young); una historia
basada en las experiencias de T.E. Lawrence, probablemente uno de los
embusteros o genios más famosos del siglo XX; el eterno score de Maurice Jarre; y la aventura,
pasión, locura y contradicciones de un hombre que no pertenece a ninguna parte.
Todos estos elementos me sedujeron y no una vez, sino en cada una de las 50
veces que he visto esta gran obra.
La fascinación también está en la interpretación de Peter O`Toole,
quien gracias a “Lawrence de Arabia” ascendió al olimpo de los grandes astros
del cine, ese panteón en donde apenas se puede apreciar un fina línea entre
dotes actorales y la mitificación de un ícono cultural y social. Peter se la
jugó con todo para encarnar a T.E. Lawrence, aspecto no menor considerando que
cargaba con un tremendo proyecto, uno que continúa asombrando hasta el día de
hoy, ya que en esta película no se utilizaron gráficos computacionales. Todo lo que se
ve en la pantalla es real. Las batallas, cientos de extras, escenarios de gran
dimensión, el calor infernal de Arabia, la odisea de un soldado, la historia y
el polvo del desierto están ahí.
El T.E. Lawrence de O`Toole es un demonio, santo, aventurero
o bien una contradicción viviente en su soledad y excentricidad, un outcast o
incomprendido capaz de elevarse a la máxima dignidad del ser humano y también
de acercarse a la ruindad y sed de sangre. Ama, odia, lucha y expresa ideas con
intensidad, probablemente la misma que tuvo el actor irlandés a lo largo de su
carrera, con roles tan extremos y en los cuales se puede apreciar una raíz
megalomaniaca que se sustenta en la locura, y que además es casi intrínseca en
otros filmes como “The Stunt Man”, “El León en el Invierno”, “El Hombre de la
Mancha”, “La Noche de los Generales” y “Creador”, por nombrar algunos títulos.
Pero Peter O`Toole también tenía otra cualidad entrañable, la capacidad para
representar la culpa y un extraño agobio o sufrimiento interno en todos sus
personajes. Esta cualidad orientada a la redención está presente en “Lawrence
de Arabia” y también en “Lord Jim”. Quizá algo del verdadero O´Toole hay en
esto, un personaje que no dudó en aparecer montado en un camello en el famoso
show de David Letterman y que también fue un famoso vividor y mujeriego, un
amante de la vida.
Peter O´Toole se nos fue y trabajó en su arte hasta el final
de sus días, siempre con disciplina, pulcritud y asombro. Me da un poco de pena
porque hoy casi no quedan actores y actrices a quienes admirar. Me refiero a
los representantes del Hollywood clásico y no tan clásico de la década del 60´
y 70´. Aún quedan los Eastwood, Caine, Plummer, Sydow y otros que se retiraron
hace tiempo (Connery y Hackman). Da, en cierta medida, escalofríos pensar que
les queda poco tiempo, si bien los que están activos aún son capaces de
ofrecernos interpretaciones inolvidables.
O´Toole, mi querido Peter O´Toole, descansa en paz. Espero
que en este momento te estés divirtiendo junto a tus amigotes Richard Burton y
Richard Harris. Mientras tanto, yo beberé por ti una copa y me preocuparé
siempre de hacer honor a tu arte y legado en películas que hasta hoy perduran
en el colectivo social y que seguramente redescubrirán las nuevas generaciones.
¡Salud, Peter!