¡Wise Up! It´s not
going to stop
La película de la década de los
90´, el mejor relato coral de la historia del cine, un clásico cinematográfico
americano, la obra cumbre de Paul Thomas Anderson, la exquisita música folk que
hizo a Aimee Mann una artista conocida y adorada en todo el mundo, el último
filme del gran Jason Robards y, finalmente, una historia sobre los sufrimientos
del ser humano y su implacable búsqueda del amor. Estos son sólo algunos de los
imperecederos atributos de una película que ha definido y marcado a cientos de
generaciones, y que después de más de una década se ha mantenido elegante y con
el mismo ímpetu desde el día de su estreno.
Se podría catalogar a “Magnolia”
como un filme más grande que la vida misma y decir aquello es bastante porque
en la actualidad son pocas las obras que son capaces de producir un impacto
psicosocial permanente en los espectadores. Tuve el privilegio de ver esta gran
película en el cine, lugar en donde pude apreciar la visualidad de un tour de force
en ámbitos escenográficos, técnicos e interpretativos. Es una película
endemoniadamente bien escrita, actuada, representada y filmada, y cuya premisa
se basa en las posibilidades, en la interconexión y en experiencias comunes y cercanas de la vida misma, siempre teniendo presente una perspectiva intimista.
Cada uno de los personajes que componen las flores de esta gran Magnolia ama,
odia, crece, se avergüenza, siente culpa y cree vivir la vida en forma totalmente
solitaria. Sin embargo, P.t. Anderson se avoca a la conexión y vínculos, tal
como la teoría de los seis grados de separación, pero sobre la contraposición
entre mero azar y destino. Si hay coincidencias o no, probabilidades,
casualidades y giros inesperados, Magnolia no entregará respuestas concretas.
Al contrario, este es un filme que aborda una idea, un concepto, cuya
aproximación se sustenta en el desencadenamiento de diversos eventos,
ordinarios y extraordinarios, y que son parte de nuestra existencia o bien de
la humanidad que llevamos a cuesta.
Magnolia demuestra que cualquier día en la vida de una persona puede ser terreno fértil para historias de enorme intensidad. Incluso, se aprecia cierto sentido operático en las escenas, característica acentuada por el score compuesto por Jon Brion. Probablemente, el mejor director-especialista en relatos corales fue Robert Altman (“The Player”, “Mash”), pero sólo P.t. Anderson consiguió masificar y comercializar dicho estilo entre las nuevas generaciones con “Magnolia” y antes con “Boogie Nights”.

Magnolia demuestra que cualquier día en la vida de una persona puede ser terreno fértil para historias de enorme intensidad. Incluso, se aprecia cierto sentido operático en las escenas, característica acentuada por el score compuesto por Jon Brion. Probablemente, el mejor director-especialista en relatos corales fue Robert Altman (“The Player”, “Mash”), pero sólo P.t. Anderson consiguió masificar y comercializar dicho estilo entre las nuevas generaciones con “Magnolia” y antes con “Boogie Nights”.
En “Magnolia” todos los actores
tienen su momento. John C. Reilly personifica a un policía entrañable, William H.
Macy respira desengaño, Alfred Molina tiene una escena alucinante como el
vendedor Solomon Solomon y Julianne Moore lleva la culpa hacia nuevos límites.
Pero es Tom Cruise y su feroz Frank T. J. Mackey quien se roba todas las
miradas. La mejor actuación de su carrera corresponde a la de un macho alfa
misógino y megalomaniaco, quien también vive extraviado de sus emociones y
verdaderos intereses. En “Magnolia” todos los personajes experimentan la
abrumadora soledad, ya sea en compañía de otros o en las actividades del día a
día. Son seres necesitados y arrepentidos, conectados por sus egoísmos, flagelos
y miserias, si bien también están unidos por grandes esperanzas y anhelos.
Aimee Mann, tal cual coro griego,
acompaña con sus canciones el sentir de los protagonistas de “Magnolia”. A
través de sus letras comunica estados y sensaciones como pocas veces ha
sucedido en la historia del cine. El momento más efectivo, a nivel visual y
narrativo, proviene con el clip de “Wise Up”. La canción, cantada por los
propios protagonistas, resume las encrucijadas del ser humano, aquellas que se
resisten a cualquier trago o distracción. Son los dolores que nos acompañarán durante
toda la vida, y que provienen de nosotros mismos, especialmente de nuestras propias
rutinas y nimiedades.
“Magnolia” es un filme esencial por las razones citadas y porque nos
devuelve la fe en el cine, en el poder sugestivo de la imagen en perfecta
sincronía con el diálogo. P.t. Anderson es un cineasta independiente en todo
sentido de la palabra porque sus películas son visiones profundas del hombre.
Es cierto que durante los últimos años su dirección se ha orientado a temáticas
más personales y pulcras (Petróleo Sangriento y The Master). Aun así, toda su
filmografía comparte determinados estándares en donde el centro es la soledad
del hombre, ya sea por la religión, el poder exacerbado y por la búsqueda del
amor de parte de hombres y mujeres trastocados, y que a simple vista son incomprendidos.
Hace algunos años vino Aimee Mann a Chile. Fui a su concierto y disfruté
a rabiar de su exquisito estilo folk, en donde cada canción consiguió transmitir
una experiencia emotiva y significante. Cuando cantó las canciones de “Magnolia”
no pude evitar emocionarme, sobre todo por la conexión que se produjo con el
público. Era imposible disociar su música con las imágenes creadas por P.t.
Anderson. Una sensación de alegría, tristeza y melancolía se percibía en el
teatro, al igual que la primera vez que vi “Magnolia” en el cine. Quizá era la
vida misma a través de una canción.

“Magnolia” marcó a una generación extraviada y solitaria, y que a duras
penas todavía se abre paso en la implacable sociedad tecnológica de hoy. Nos
recuerda que somos parte de todos y que los caminos entre conocidos y
desconocidos se cruzan a diario, para bien o para mal, ya sea por casualidad o
destino, o bien como parte de un plan maestro misterioso y desconocido. También
creo que es una obra muy religiosa, pero no en el sentido cristiano. Es más
universal porque representa la búsqueda, consciente o no, de un sentido. Para
cada espectador “Magnolia” usualmente tiene un significado. ¿Cuál? ¡Depende de
cada uno! La canción “Save Me” cierra esta gran historia con una hermosa
sonrisa de Claudia (Melora Walters), quien con ojos llorosos mira hacia la
cámara y esboza una tímida sonrisa. ¿Cuántas veces hemos terminado el día -con
sus interminables dolores, angustias y felicidades- con una sonrisa similar? ¡Seguramente
en muchas ocasiones!
Título original:
Magnolia / Director: P.t. Anderson / Año: 1999 / Intérpretes: Tom Cruise, John
C. Reilly, William H. Macy, Julianne Moore, Melora Walters, Alfred Molina,
Jason Robards, Philip
Baker Hall, Philip Seymour Hoffman, Ricky Jay, Michael Bowen, Jeremy Blackman, Melinda Dillon y Henry Gibson.
No comments:
Post a Comment