La sublime metamorfosis de un asesino
en serie
Si quisiéramos escarbar un poco
más en “Stoker” nos daríamos cuenta que la historia es un poco repetida, sobre
todo cuando se trata de secretos familiares y de comportamientos homicidas. Hay
algo que huele a “Dexter” versión largometraje, si bien esto no es algo malo al
considerar que hoy las grandes ideas provienen de las series de televisión. ¡Se
ha inventado casi todo! Por eso, al cine le queda probar con el estilo
audiovisual y que mejor que a través del cineasta oriental Park Chan-Wook
(“Oldboy”), quien trae a EE.UU. toda su concepción en torno a la violencia, terreno
que ningún cineasta norteamericano se ha atrevido a profundizar, en forma
efectiva y regular, desde los tiempos del otrora Sam Peckinpah (La Pandilla
Salvaje, Perros de Paja).
India Stoker (Mia Wasikowska) es
una adolescente que debe lidiar con el sorpresivo fallecimiento de su padre (Dermot
Mulroney) y también con la llegada de su enigmático tío, Charles Stoker
(Matthew Goode), quien conduce al espectador a las clásicas presunciones sobre
identidades ocultas. La historia está narrada con oficio, la que a su vez se
sustenta en decenas de significados y símbolos que muestran la verdadera trama
del filme, además de su principal atributo que es el paso de la juventud
desadaptada a la conformación de un asesino serial en ciernes. Charles Stoker
realmente no es lo fascinante en este cuadro, sino que es la justificación o catalizador
para la transformación física, psicológica y, en especial, sexual de su sobrina, en el fondo una mujer violenta
e implacable.
India Stoker vive una vida
monocromática y solitaria que es parte del antecedente genético de su familia,
uno que ha sido ignorado en la vergüenza social de su perturbado tío. Lo
interesante es que a todos estos ingredientes, Park Chan-Wook les agrega generosas
dosis de tensión sexual entre las miradas de individuos que son tanto cazadores
como presas. El padre de India antes de morir era consciente de los latentes
impulsos de su hija, los que eran controlados a través de la caza y de la
taxidermia. Sin embargo, dichas acciones inofensivas y pedestres tenían como
propósito retener a un leviatán incluso más peligroso y controlado que la de un
hombre trastornado por el egoísmo y la vergüenza familiar.
En “Stoker” abundan escenas
sublimes que son acentuadas por los característicos movimientos de cámara de su
director. La liberación sexual de India representa su propia metamorfosis,
primero en el dueto-duelo en el piano entre ella y su tío, cada uno con una
tonalidad representativa de sus caracteres. El segundo hecho que marca a esta
atribulada conversión y deshumanización sucede en el baño, cuando India
experimenta su primer orgasmo al evocar el asesinato de un joven a manos de su
impávido y frío pariente. Como espectadores asistimos al bautismo de una joven
que finalmente termina por convertirse en una araña más letal que la que sube
en un momento determinado por sus piernas.

Las historias sobre psicópatas
siempre han sido un material interesante para el cine, cuyo exponente más
célebre ha sido Hannibal Lecter. A pesar de ello, resulta muy fácil caer en el
desarrollo de torpes caracterizaciones que rayan en lo absurdo o en lo
meramente caricaturesco. Quizá la debilidad de “Stoker” es que no cuenta con un
antagonista o más bien India representa dos fuerzas descomunales o las caras de
una misma moneda. Hace algunos años vimos un buen ejemplo de ello con el
subvalorado “Mr. Brooks” de Kevin Costner, quien encarnaba a un asesino serial
que se esforzaba por dominar sus pasiones. Lo curioso es que el espectador
comprendía y en ocasiones se ponía en el lugar de Mr. Brooks. En cambio, con
India Stoker pasa lo contrario. Llega un punto en que sólo interesa presenciar
su transformación, pero concretado dicho paso, en los minutos finales, la
película se desinfla y entra a lugares comunes que ni siquiera el talento de
Park Chan-Wook puede salvar. La escena final con el policía, que también inicia
la historia, fue un recurso totalmente innecesario.

Título original: Stoker (Lazos Perversos) / Director: Park Chan-Wook / Año: 2013 / Intérpretes: Mia Wasikowska, Matthew Goode, Dermot Mulroney Jacki Weaver y Nicole Kidman / Guión: Wentworth Miller (trivia cineadicto: el protagonista de la serie Prison Break debuta como autor de esta historia, lo que augura un muy buen comienzo como escritor de historias).
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