Sunday, August 22, 2010

Silent Running: ecología en el espacio

Se imaginan un cruce entre el género de ciencia ficción y la idealización de la vida hippie. Douglas Trumbull lo hizo posible al debutar como director en 1971 con el filme “Silent Running”, la odisea espacial de Freeman Lowell (un más que notable Bruce Dern) para salvar los últimos bosques y especímenes botánicos de la era del hombre.

Douglas Trumbull se hizo famoso al liderar los efectos especiales de “2001: Odisea en el Espacio”. Stanley Kubrick fue el genio detrás de este filme fundacional, si bien los efectos ideados por Trumball aportaron una maduración nunca antes vista en el género de ciencia ficción, alejándolo de los pastiches audiovisuales, algunos casi caricaturescos, de los años 50`.

Pero el realizador de “Brainstorm” también tenía cosas que contar en el espacio. Los inicios de los 70` se situaban como el surgimiento de una nueva generación de espectadores ensimismados en la vorágine pacifista de Woodstock. La Universal Pictures se dio cuenta de dicha realidad con el éxito inesperado de “Easy Rider”, lo que demostraba el cambio radical en los gustos de jóvenes que iban a los autocinemas. Para ello, el estudio decidió dar luz verde a cinco proyectos que no superasen el millón de dólares y que fuesen dirigidos por cineastas noveles, quienes tenían derecho sobre el corte final de sus obras. Era el salto que Trumbull estaba esperando y así nació “Silent Running, en cuyos créditos estaba un joven Michael Cimino como guionista (el realizador de “The Deer Hunter”).

“Silent Running” es una película atípica. La odisea de su protagonista comienza cuando se transforma en un criminal, debido a su enceguecida obsesión por la preservación de la naturaleza. Actúa según un objetivo superior a toda norma moral, si bien el aislamiento propio de un ambiente como el espacio, y que en el filme se podría asemejar a un antagonista, demuestra la facilidad que tenemos al convertirnos en prisioneros de nuestros actos. La única compañía de Freeman en este viaje de autoconocimiento, redención y contemplación son dos androides, los que a nivel metafórico se convierten en los custodios del último edén del ser humano.

Douglas Trumball demostró tener habilidad para equilibrar la técnica con los símbolos y segundas lecturas del primer relato ecologista del espacio. En muchos sentidos esta película se adelantó a varios de los temas que populan en la cinematografía actual: la destrucción de la naturaleza y la deshumanización y sedentarismo del hombre contemporáneo. Esta es una película valiente en todo sentido, que se la jugó al incorporar la música folk de Joan Baez en su soundtrack y que tuvo el mérito de haber cambiado el tópico de la exploración de nuevos mundos por la introspección del ser humano en el espacio.

“Silent Running” es un filme entrañable que nos recuerda el amor, y a veces locura, que todos hemos sentido hacia una pasión. La mayoría de las historias de ciencia ficción que transcurren en el espacio suelen ser demasiado técnicas y usualmente se amparan en la capacidad para asombrar a los espectadores a través de eventos extraordinarios. Douglas Trumbull utilizó todos sus conocimientos en efectos especiales en su primera película, pero fue más astuto al recordar que una buena historia es más importante, aunque ésta suceda en la tierra o en nuestra galaxia.

Título: Silent Running / Director: Douglas Trumbull / Año: 1971 / Intérpretes: Bruce Dern, Cliff Potts, Ron Rifkin y Jesse Vint.

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