Es sólo una película
Sucedió el paso lógico. Los críticos locales
literalmente reventaron la película, lo que era algo más que esperable de
personas como el sesudo Leopoldo Muñoz. Incluso, Antonio Martínez, a quien
venero desde muy joven, también clavó sus dientes sobre el híbrido de Gervasi.
Sí, es cierto, “Hitchcock” es un filme a veces desproporcionado, exagerado,
caricaturesco y en ocasiones hasta infantil (las fantasías de Hitchcock en
torno e Ed Gein, el asesino en serie que inspiró el personaje de Norman Bates),
pero no se puede negar que nunca nadie quedará satisfecho con un biopic o
cualquier tipo de acercamiento hacia el hombre detrás de la obsesión de James
Stewart en “Vértigo” o el creador del elaborado
crimen que filmó en “Cortina Rasgada” (una sublime asesinato liderado por Paul
Newman en una cocina).
Este comentario no lo escribo desde el
desconocimiento de un espectador casual. He leído hasta el cansancio biografías
y análisis sobre Hitchcock (recomiendo las de Donald Spoto, Patrick McGilligan
y, en especial, la de Charlotte Chandler). He estudiado sus obsesiones, su
estilo visual, su reacción en el público y los comentarios de Truffaut, Chabrol
y Rohmer. Tengo claro que “Hitchcock”, un making off de “Psicosis”, apenas
dibuja las complejidades de un hombre que dijo mucho con sólo mostrar imágenes
que hoy son parte de la cultura popular. Puede ser que Hopkins no está en su
mejor momento debajo del excesivo maquillaje que simula la figura del autor de “Marnie”.
También puede ser cierto que el retrato de Alma Reville (una impecable Helen
Mirren) sea un poco exagerado de lo que realmente fue y quizá las nuevas
generaciones, incluso las antiguas, una vez visto el filme se lleven a su casa
concepciones equívocas sobre Alfred Hitchcock. A pesar de dichos factores y
precauciones, el “Hitchcock” de Gervasi entretiene y en forma astuta revela
cierta nostalgia por un cine de estudio, de grandes estrellas, uno en donde la
realidad se integra con percepciones mitificadas sobre la sintaxis y construcción
cinematográfica. Probablemente, Ana Josefa Silva fue la única comentarista de
cine que detectó dichos elementos. A ello se suma que es positivo que la
crítica chilena tenga voces disidentes y que no siempre las opiniones en torno
a los estrenos que se dan en Chile sean uniformes.
Con todo lo que amo y respeto la obra y visión de
Alfred Hitchcock, debo decir que el “Hitchcock” de Gervasi es un filme muy
entretenido a diferencia de “The Girl”, obra de HBO que sin gracia sólo se
centró en la obsesión enfermiza de Hitchcock por Tippi Hedren cuando filmaban “Los
Pájaros”. Además, Gervasi incluyó buenas dosis de humor negro en “Hitchcock”
(aspecto clave para comprender su vida privada y pública). También mostró la
importancia de Alma Reville en la planificación y ejecución de la obra del
director inglés y, finalmente, rodó una obra que muestra algunos de los primeros
pasos del llamado cine independiente a través del rodaje de “Psicosis”.
“Hitchcock” en ningún caso se convertirá en la obra
definitiva sobre el hombre que teorizó en torno al crimen perfecto. Es apenas
un acercamiento, fácil y directo, sobre un cineasta que tuvo demasiadas
obsesiones e intereses que terminaron por crear un estilo audiovisual y una
leyenda. Lo importante es que siempre habrá material y estudios sobre Hitchcock
para quienes deseen profundizar en el hombre detrás del mito. A ello se suma sus
películas, las que gracias al formato digital siempre estarán disponibles para
ser redescubiertas y admiradas. El “Hitchcock” de Gervasi demuestra que cada
una de las escenas que filmó Alfred Hitchcock son parte de la mirada
hitchkoneana, una que fue cómplice del mayor interés de este único e
irrepetible director: el público.
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