Sunday, March 29, 2009

Gran Torino:
El corazón de una leyenda



Tengo miedo...miedo porque veo que Clint Eastwood está en el pináculo de su carrera, demostrando el poderoso talento de su etapa crepuscular y pienso que quizá en diez años más ya no va a estar alimentando el espíritu de muchos cinéfilos. Lo vi imponente en “Gran Torino” con su voz ronca y aquellos ojos que desde los tiempos del hombre sin nombre y Harry Callahan han conseguido intimidar y, sobre todo, venerar respeto de parte de cientos de espectadores. Si!...tengo miedo porque la llama que ha alimentado al heredero natural de John Ford y al exponente más genuino del cine norteamericano actual tiene 78 años y me pregunto cuanto más de su talento podremos ver en pantalla en el futuro. Quiero pensar que esa llama aún tiene mucho que mostrarnos, tal como lo sigue haciendo Sydney Lumet o como lo hizo en forma estoica Robert Altman hasta el último de sus días.

Hace muchos años atrás estuve en México y en las paredes de un famoso restaurant estaban las firmas de muchos famosos, entre ellos la del director de “Río Místico”. Recuerdo que en mi adolescencia ya identificaba que estaba ante el rastro de una leyenda. Mis manos se deslizaron por cada hendidura de aquella firma, la que se notaba que pertenecía a un tipo duro, de esos que también encarnaron Lee Marvin o Steve McQueen. Quedé atónito y saqué una foto del nombre de Eastwood, la que atesoro hasta hoy día como lo más cerca que estuve del autor de “Un Mundo Perfecto”.

Sin duda que Clin Eastwood es uno de mis directores y actores favoritos. Cuando me enamoré del cine fue a través del talento y el carisma de Alfred Hitchcock, David Lean, James Stewart, Audrey Herpurn, Peter O`Toole, Grace Kelly, Frank Capra y por supuesto que también el de Eastwood. Y desde aquel tiempo aquella personalidad quieta y de pocas palabras continúa agudizando mis sentidos. El escritor Albert Fuguet lo dejó bien claro en una de sus críticas en donde señaló que “Gran Torino” no sólo es cine, sino que es una PELÍCULA, es decir, una experiencia emocional que te demuestra que el cine aún puede ser el séptimo arte.

Con “Gran Torino” Eastwood retoma todas las motivaciones de sus filmes anteriores tales como la pérdida de los valores, el sacrificio, la añoranza por los viejos tiempos, la madurez, la culpa, la religión y la venganza. En esta oportunidad el director de “Bird” representa a Walt Kowalski, un viejo gruñón, veterano de la guerra de Corea y xenófobo, quien conoce a una familia Hmong, cuyo integrante más joven es amedrentado por una pandilla. A partir de un incidente el personaje de Kowalski comienza a acercarse a una cultura que en cierta manera representa el último bastión de la moralidad que Eastwood también encarna y que la mayoría de sus filmes denuncia como una de las principales pérdidas del estilo de vida americano. La trama es sencilla, pero es en su sencillez en donde se encuentra el valor de “Gran Torino”, que en sus pausas, conversaciones, pequeños detalles y en su pulcritud visual muestran una de las cintas más auténticas, puras y de gran corazón de los últimos años.

Las películas de Eastwood siempre me han producido un nudo en la garganta y “Gran Torino”, un filme que sin duda se convertirá en un clásico, me emocionó hasta el tuétano. También me hizo reír y, sobre todo, me ratificó que por más de dos horas estuve frente al talento del último de los grandes...cara a cara con el corazón de una leyenda.

Título Original: Gran Torino / Director: Clint Eastwood / Intérpretes: Clint Eastwood, Christopher Carley, Bee Vang y Ahney Her / Año: 2008.

1 comment:

Anonymous said...

mm, he escuchado ya varios buenos comentarios respecto a esta movie. creo que tengo que verla pronto.