Monday, June 12, 2006

EL WESTERN Y
“LOS TRES FUNERALES DE MELQUIADES ESTRADA”

Siempre me han fascinado los western. Hay algo en este género cinematográfico que nos conecta con los sentimientos más íntimos del hombre: la amistad, el honor, la lealtad, la propiedad y la justicia. El cowboy solitario que recorre los agrestes paisajes de Texas es el máximo simbolismo de quien busca su identidad (y también de quien trata de esconderla huyendo de su pasado). Todo western es la simplicidad material máxima en contraste con la complejidad moral y el sentido del deber de sus protagonistas. Ford, Hathaway, Hawks, Sturges, Leone, Peckinpah, Zinnemann, Roy Hill y Siegel fueron apenas una pequeña fracción de los cineastas que se dedicaron a escenificar y estilizar las historias sobre vaqueros. Ellos sentaron cátedra sobre el western al igual que actores como John Wayne, Gary Cooper, Glenn Ford, Spencer Tracy, James Stewart, Henry Fonda, Charles Bronson, Clint Eastwood, entre otros. Sin los modismos, la rudeza y los silencios de sus personajes sería más difícil sopesar el valor y sugestión visual de los filmes en que participaron.
Pero han pasado varios años desde el esplendor del western. Antes era común ver las marquesinas con célebres títulos como “Río Bravo”, “La Pandilla Salvaje” o “Los Siete Magníficos”. La gente podía ir al parque o también ir al cine, en una tarde de domingo, a ver la colonización de oeste americano. Grandes y chicos soñaban con ser avezados vaqueros con rastros de pólvora en sus manos. Era la otra “profesión” que despertaba las inquietudes de los niños, aparte de ser bombero o astronauta. Sin embargo, en los setenta el western dejó de ser rentable. El público prefería ver filmes de catástrofes, ya sea sobre edificios en llamas, tiburones, abejas asesinas o trasatlánticos de cabeza sobre el mar. El sujeto de las espuelas ya no era rentable y menos una persona admirable. La juventud relacionaba al cowboy con el conservadurismo de Nixon de la era de Vietnam, contrario a la paz e imperialista en sus fines. Ver a Wayne ya no era Cool y quizá esa fue una de las razones, además del cáncer que padecía, que sentenció su prematura muerte.
Así, el western se fue apagando, convirtiéndose casi es una sombra que tapaba, a veces, la fiebre consumista de los ochenta. Por suerte aquel funesto ocaso terminó en los noventa con “Danza con Lobos” de Kevin Costner y “Unforgiven” de Eastwood, quien no olvidó las lecciones de sus maestros Leone y Siegel. Aquellas películas devolvieron al cowboy el sitial que se merece. Otra vez la bella escena del hombre montado sobre un caballo, mientas observa reflexivo la llanura y un cálido atardecer, cautivó a las nuevas generaciones.
“The Three Burials of Melquíades Estrada” (“Los tres funerales de Melquiades Estrada”) es el impresionante debut en la pantalla grande como cineasta de Tommy Lee Jones (antes ya había realizado otro western para la televisión: “The Good Old Boys”, en 1995, con sus amigos Sissy Spacek y Sam Shepard). El título de su filme es de por sí muy atractivo y recuerda al western urbano mezclado con Road Movie de Sam Peckinpah (“Bring Me The Head of Alfredo García”). Ambos filmes tienen algo en común: un personaje muerto juega el papel central de cada historia. En “The Three Burials...” Jones, quien además coprotagoniza el filme, da a conocer su versatilidad como director. Conoce los ritmos del género y sus infaltables panorámicas, y no duda en reactualizarlo con la fragmentación de los tiempos, donde los flashbacks y racontos desempeñan una importante función emotiva.
Jones surge como un certero “autor”, donde valores como la lealtad y amistad son ejes del relato. Tampoco deja indiferente temáticas como la inmigración de mexicanos y los primitivos mecanismos del gobierno norteamericano para detener a familias enteras en la frontera entre EE.UU. y México. La historia es la realización de una promesa entre dos amigos a través de un viaje, cuya última estación es el lugar de descanso final; la tumba en medio de la nada.
“The Three Burials...” no sólo es un acto de justicia. Su complejidad radica en que también estamos ante el funeral de un género, de un estilo de vida ajeno a la vida burguesa y digitalizada del ser humano contemporáneo, y que en el desierto apenas sobrevive como un mudo testigo de otros tiempos, ya sea en la imagen de un viejo abandonado o de pueblos fantasmas habitados sólo por el viento.
Título: The Three Burilas of Melquíades Estrada” (“Los tres funerales de Melquíades Estrada”) / Año: 2005 / Director: Tommy Lee Jones / Intérpretes: Tommy Lee Jones, Barry Pepper, Dwight Yoakam, Julio César Cedillo, January Jones, Melissa Leo y Vanessa Bauche.

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