Saturday, December 10, 2005

Mentalidad Codiciosa

Todos los seres humanos recibimos a diario cientos de imágenes adulteradas, cuya finalidad radica en el consumo. Las grandes corporaciones rigen nuestro comportamiento, nos han enseñado cómo pensar y también cómo actuar. Las marcas y sus respectivas estrategias de marketing han conseguido metamorfosear los sentimientos del ser humano, a la vez que han provocado una grave fisura en el sentido humanitario tanto de ejecutivos, accionistas, gerentes, entre otros. El documental “La Corporación” muestra por medio de una exhaustiva investigación y elaborados recursos técnicos las falencias y el perfil psicológico casi criminal de las grandes empresas multinacionales, donde queda en evidencia la codicia de sus dueños y la subordinación gubernamental hacia estos grandes conglomerados. La obra es bastante reveladora y entre sus cualidades está en relacionar a las corporaciones con motivaciones egoístas y, a veces, fraudulentas. Este detalle no es menor, ya que en EE.UU., amparándose en la enmienda 14 que otorgaba derechos civiles a la población afroamericana, las corporaciones obtuvieron el estatus de personas jurídicas. Eso significa que pueden vender, comprar, demandar, o sea, tienen los mismos derechos que el común de los mortales; estatus que se ha expandido en la mayoría de los países, sobre todo en los pertenecientes a la visión occidental. Dicho dato nos lleva a la primera y más importante premisa del documental: las corporaciones tiene privilegios y mucho poder y libertad de acción. Sin embargo, carecen de conciencia moral, ya que actúan según el deseo interminable de acumular dinero. Generar ganancias es la única luz que ilumina su camino.
Pero “La Corporación” no sólo sustenta sus hipótesis en análisis psicológicos, sino que también se atreve a desnudar, mediante pruebas fehacientes, la corruptibilidad del sistema corporativista, donde los habitantes del Tercer Mundo son los principales explotados. Quizá todo se resume en el concepto de la externalidad que significa deshacerse de los problemas, transferir responsabilidades y abocarse a encontrar posibles chivos expiatorios (los más comunes suelen ser los despidos masivos).
Los realizadores Jennifer Abbott y Mark Achbar avalan su investigación en los relatos de importantes economistas (El fallecido ganador del premio novel, Milton Freidman, es uno de ellos), académicos, ambientalistas, agentes de mercadeo, corredores de Wall Street, periodistas y filósofos. Incluso, el documental también da espacio para los propios empresarios y dueños de importantes corporaciones, quienes dan a conocer su experiencia profesional, además de indicar las implicancias sociales en el mundo globalizado actual de los negocios que representan.
“La Corporación” muestra un estilo de vida, donde no es extraño encontrar a personas que celebran la caída de la Torres Gemelas, debido al aumento del precio del oro o a ejecutivas que se dedican a crear estrategias de marketing orientadas a que los niños fastidien a sus padres, para que estos les compren juguetes o comida chatarra. Pero esta forma fría y calculadora de controlar la vida no sólo cohesiona la voluntad de los consumidores. El filme evidencia la cada vez mayor presión contra los periodistas, cuyo trabajo termina siendo coartado por las mismas cadenas noticiosas, debido a que son corporaciones mediáticas. Éstas se ven presionadas por los auspiciadores. Así, no importa censurar reportajes sobre una empresa química que contamina con peligrosos componentes la leche que consumen miles de niños. Esto nos lleva a la complejidad del mundo corporativista del siglo XXI, donde definir las acciones empresariales es algo muy difícil, ya que hoy en día tópicos como la responsabilidad social, en varias ocasiones, sólo obedece a un instinto de sobrevivencia y no a un real convencimiento por hacer cosas que ayuden al bien común. El impacto de las corporaciones está presente en cada día de nuestra vida, aspecto que se puede constatar en la negativa sobreexplotación ambiental a manos de ciertas compañías. Hacer negocios no es un delito, pero si lo es cuando los valores sociales se subordinan a las transacciones comerciales. La clave de este dilema lo señala el documentalista Michael Moore, quien cataloga a la codicia como la principal arma de las corporaciones, si bien esta filosa defensa también podría, en un futuro cercano, llegar a cortar la garganta de sus propios dueños.
Título: La Corporación (“The Corporation”) / Año: 2003 / Directores: Jennifer Abbott y Mark Achbar.

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