Sunday, February 13, 2011

Temple de Acero

El “Temple de Acero” de Henry Hathaway respira y se siente a John Wayne. Es un buen filme con excelentes secuencias, si bien se debe tomar en cuenta como una obra para el lucimiento de una de las leyendas más imperecederas del cine. Nadie duda del valor de Wayne y de su rol clave para el desarrollo del western norteamericano (su colaboración con John Ford). Wayne era un actor que tenía una gran presencia en pantalla y junto a su característica voz hoy es considerado como uno de los íconos del patrimonio cinematográfico mundial. Sin embargo, también fue uno de los símbolos del patriotismo estadounidense y de los valores políticamente correctos (siempre bajo la influencia del conservadurismo del partido republicano). Esas características están presentes en su caracterización de Rooster Cogburn, las que probablemente han envejecido prematuramente el “Temple de Acero” del siempre solvente Hathaway.

Es difícil apreciar en su justa medida la versión de 1969, cuya mejor definición podría ser entretenimiento puro. Es un filme más blanco y distante si lo comparamos con los western crepusculares de Anthony Mann (Winchester 73, El Hombre de Laramie), quien se atrevió a explorar un poco más en la dualidad entre los grises del ser humano.

El “Temple de Acero” de los hermanos Coen está más cerca de las preocupaciones de Mann que de la nobleza de la versión de Wayne. Los Coen fueron más lejos, ya que tomaron la novela homónima en la que se basa el filme para transformarlo en la nueva visión de una cruda y vengativa historia que sucede entre pecadores y justicieros en distintos grados. Lo anterior no es casualidad, ya que dicha connotación representa las motivaciones de casi toda la filmografía de los creadores de “El Hombre que Nunca Estuvo”.

Joel y Ethan Coen han logrado en muchas oportunidades revitalizar el cine contemporáneo por medio de relatos que se identifican con el humor negro y el suspenso, y en donde sus personajes suelen estar sujetos casi siempre a un destino trágico. Los hombres y mujeres de los filmes de los Coen suelen pagar sus faltas. No hay malos o buenos, sino la ambivalencia entre ambiciones, egoísmos y venganzas. Su versión de “Temple de Acero” sitúa dichos elementos en el viejo oeste, en polvorientos pueblos que cobijan la mezquindad de justicieros y en páramos que esconden a ladrones de poca monta. Esta es la historia de una venganza en manos de una obstinada y madura joven que busca al asesino de su padre. Para llevar a cabo dicha misión contrata a Rooster Cogburn, un alcoholizado U.S. Marshall a quien se suma un orgulloso texas ranger.

“Temple de Acero” es un filme sobre la aniquilación sin límites morales. Es la justicia ciega sin predicamentos, tan pueril como inclemente en la tosquedad de un terreno incivilizado en donde quien desenfunda más rápido es el ganador indiscutido. Jeff Bridges proporciona a su Rooster Cogburn la simplicidad del hombre de ley que ha llevado a la tumba a innumerables forajidos, pero también representa la complejidad de quien ha bailado con el Diablo y con Dios, y de quien también ha sido protagonista del salvajismo del ser humano.

En el último filme de los hermanos Coen todos pagan su deuda, incluso quienes disfrazan la venganza de justicia. Esta es una cinta que podría considerarse una variación, aunque lejana, de “Fargo” y de “Sin Lugar para los Débiles”. Estamos ante uno de los mejores estrenos del año con un Jeff Bridges en su peak como actor junto a un Matt Damon que se consolida como el gran intérprete que es. A ello se suma el asombroso despliegue de talento de Hailee Steinfeld, quien con apenas 14 años sustenta el hilo conductor de un filme complejo y de muchos símbolos que nos demuestra que el western aún tiene unas cuantas cabalgatas y disparos que dar. "Temple de Acero" es, sin duda, la película menos oscarizable de la temporada (superior a la sobrevalorada Red Social de Fincher), pero la que más merece, y por lejos, el Oscar a la Mejor Película de 2010. ¡Ojala que la Academia no se equivoque esta vez!

Título original: "True Grit" / Director: Joel y Ethan Coen / Intérpretes: Jeff Bridges, Matt Damon, Josh Brolin, Hailee Steinfeld y Barry Pepper / Año: 2010.

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