Monday, January 16, 2006

El Guerrero del Camino

Para los norteamericanos la figura de Snake Plisken era el antihéroe narcisista por excelencia. El personaje popularizado por el director John Carpenter y el actor Kurt Russell, en la cinta “Escape de Nueva York” (1981), representaba al hombre anarquista, cuyo actuar desenfadado simbolizaba su desilusión y rabia contra el sistema político occidental. Pero antes de Snake, en 1979, otro antihéroe surgía desde los áridos paisajes del desierto australiano: “Mad” Max Rockatansky. Éste creación deudora del comic, encarnado por la en ese entonces promesa del cine Mel Gibson, personificaba la imagen del policía rudo, silencioso y dispuesto a seguir a quienes infringieran la ley hasta el mismísimo infierno. Su debut fue en el filme homónimo a cargo de George Miller, quien con poco dinero, pero mucha inventiva consolidó a “Mad Max” como una de las películas independientes que más dinero ha recaudado a fines de los setenta y principio de los ochenta. El éxito fue inmediato. Miles de fanáticos acudían al cine para ver las espectaculares persecuciones a través de las carreteras del país oceánico, donde la pantalla expelía sangre y mucha violencia.
El frenesí por “Mad Max” permitió la realización de una trilogía, la que se extendió hasta el año 1985. La primera parte de la saga correspondía a la historia de un policía que debía luchar contra una banda de motociclistas, cuyo líder y seguidores liquidaban a su esposa y amigos. Miller ambientó la historia en un mundo pre-apocalíptico, donde la ley apenas era el resabio de épocas pasadas. También otorgó a la trama influencias del western, donde destacan las amplias panorámicas del desierto australiano y un sentido de la justicia más cercano a “El Vengador Anónimo” que a “12 Hombres en Pugna”.
Lo más plausible del primer filme, aparte de la sugestiva presentación de “Mad” Max Rockatansky -que recuerda un poco a los créditos iniciales de Patton de Franklin J. Schaffner-, es aquella sensación de decadencia que auguraba los días finales de la sociedad. Pareciera ser que todo estaba a punto de venirse a bajo. Miller supo aprovechar la ruindad de los parajes australianos, consiguiendo transmitir cierta atmósfera de paranoia en sus personajes. Con “Mad Max” se presenta el último bastión de la ley, de la cual depende la casi inexistente seguridad de los ciudadanos.
Dos años más tarde, Miller, con más dinero y recursos pirotécnicos, filmó la mejor parte de la saga: “Mad Max, El Guerrero del Camino” (1981). Después de un terrorífico prólogo, donde se explica el armagedón nuclear y la crisis mundial originada por la falta de petróleo, Mad Max vuelve a la pantalla, pero como un hombre que huye de su pasado, agobiado por la culpa de no haber podido salvar a su mujer y atormentado por los recuerdos del otrora “mundo civilizado”. Max es el errante viajero, que vagabundea sin orientación y destino. Sólo pretende continuar su viaje de autodestrucción hasta que se encuentra con la oportunidad de redimirse al ayudar a un grupo de hombres y mujeres, quienes son atacados por una banda de “forajidos” desesperados por un poco de gasolina. Aquí se puede apreciar una importante trasgresión estilística, ya que Miller suele caracterizar a sus antagonistas con influencias de la iconografía punk y trash. “El Guerrero del Camino” es el episodio que mejor permite apreciar el sentido fatalista y casi shakespereano de la saga, a la vez que es un estudio sobre la moral en contraposición a la bestialidad y el comportamiento primitivo del ser humano.
Finalmente, con Mel Gibson ya instalado en Hollywood y con mucho dinero a su favor, George Miller estrenó y coodirigió junto a George Ogilvie en 1985 “Mad Mad: Más allá de la Cúpula de Trueno” (Mad Max 3: Thunderdome). Esta es probablemente la más débil contribución a la trilogía. Lo curioso es que en esta producción habían muchos más recursos gracias al auspicio de Warner Brothers. Además, estaba la épica música incidental a cargo del compositor de "Lawrence de Arabia", Maurice Jarre (inferior a la compuesta por Brian May en Mad Max 1 y 2), y la participación de la cantante Tina Turner, quien compuso hits radiales sobre la cinta. Todo hacia pensar que la tercera parte iba a dar término a las aventuras de Mad Max con bombos y platillos, pero no fue así. El filme fracasó en forma estrepitosa, aspecto acentuado por el fallecimiento de uno de los productores de la cinta -Byron Kennedy-, quien era amigo cercano de Miller. Su fallecimiento se produjo durante un viaje en helicóptero cuando buscaba posibles locaciones para la película. “Más Allá de la Cúpula de Trueno” se olvida de la violencia y el ambiente edificado en los filmes predecesores. En vez de eso, se la juega más por el humor y Mad Max queda en segundo plano, debido a sus niños-coprotagonistas. Incluso, a nivel de ritmo narrativo, la película tropieza en varias escenas, haciendo del filme una experiencia algo aburrida y tediosa.
Hoy “Mad Max” ha recobrado fama. Cientos de cinéfilos esperan una nueva entrega, la que también estaría bajo la batuta de George Miller. Quizá esta cuarta parte, titulada provisoriamente “Mad Max 4, Fury Road”, sea la oportunidad para devolver a su director el sitial que le corresponde dentro de la industria cinematográfica. Miller nunca pudo realizar muchas películas, si bien dirigió la comedia negra “Las Brujas de Eastwick” y el mejor segmento de la “La Dimensión Desconocida, la película”. Sólo falta que Mel Gibson acepte el papel que lo hizo famoso mucho antes de “Arma Mortal” o de sus “ruidosas” incursiones como director. “Mad Max” aún espera una cuarta revancha desde la desolada y candente carretera.
Título: "Mad Max" ("Mad Max") / Director: George Miller / Año: 1979 / Intérpretes: Mel Gibson, Joanne Samuel, Hugh Keays-Byrne y Steve Bisley.

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