Friday, December 17, 2010

Contacto en Francia

Dirigido por William Friedkin, el filme que catapultó a la fama mundial a Gene Hackman fue una de las obras setenteras que durante su estreno disfrutó de gran prestigio y de varios premios, si bien como producto audiovisual no ha logrado envejecer como se hubiese esperado. También se debe tomar en cuenta que este filme hoy convive con grandes epopeyas de la escala de “Heat” (1995, Michael Mann), película que es parte de trabajos policiales más sofisticados que probablemente se acercan a la perfección. Sin embargo, y dejando de lado cualquier tipo de comparación, es indudable que “Contacto en Francia” es una película demasiado entretenida y que aún sobresale por ciertas secuencias y personajes.

Friedkin siempre ha sido considerado como uno de los realizadores más reconocidos de “Hollywood Town”, si bien su fama de cascarrabias, manipulador y controlador excesivo, a lo que se suma el estruendoso fracaso de algunos de sus trabajos (“Sorcerer” y la controversial “Cruising” con Al Pacino), han afectado seriamente su carrera como director, en especial durante la última década. Pero a pesar de las malas decisiones y de sus problemas de carácter, el talento de Friedkin en “Contacto en Francia” tiene bastante valor. El realizador de “El exorcista” creó un filme con atmósfera que huele y que se siente a calle. Cada avenida, almacén y callejón condensa la crudeza del trabajo policiaco, en este caso de la rutina diaria de Popeye Doyle (Gene Hackman) y de su compañero Buddy Russo (Roy Schrider).

La convivencia de Doyle con los bajos fondos proporciona a “Contacto en Francia” cierto carisma en su puesta en escena, ya que pone al espectador ante una fauna de variopintos personajes que incluye drogadictos, gansters, informantes y prostitutas. Finalmente, es en este submundo donde Doyle descubre una red internacional de comercialización de estupefacientes que lo enfrenta a Alain Charnier (Fernando Rey). En dicho momento comienza la clásica persecución entre el gato y el ratón, si bien ambos roles se invierten entre Doyle y Charnier a medida que se avanza en el metraje.

Friedkin muestra a Charnier como una poderosa presencia en el encuadre, la que derrocha sofistificación, poder y presencia, y eso se debe en gran parte al talento de Fernando Rey, quien utiliza hábilmente recursos corporales para caracterizar a su personaje (un estilo de vida pulcro y sofisticado en contraposición al desorden, improvisación y falta de higiene que representa Hackman). Doyle aguarda paciente la posibilidad de cualquier descuido de parte de Charnier, lo sigue y lo observa -notable la escena del metro-, pero siempre se le escapa. Estamos ante un duelo (como en “Heat” entre Pacino y De Niro) que destaca por la astucia de sus contendores.

Pero “Contacto en Francia” es un filme más orientado a la violencia y a la acción pura, y quizá aquella característica lo ha debilitado en los últimos años. Estamos ante un filme que contiene profundidad, pero desde el punto de vista del género cinematográfico que representa. Es adrenalina y suspenso visual a partir de códigos y sintaxis audiovisuales que son muy propias del cine americano de los setenta. Sin embargo, el valor de “Contacto en Francia” debe ser comprendido como una saga en dos partes, cuya espesura se puede apreciar en su secuela: “Contacto en Francia II”.

Bajo el alero de John Frankenheimer (“El Candidato de Manchuria” y “Birdman of Alcatraz”), un director más preparado y también más agudo que el propio Friedkin, las aventuras de Popeye Doyle se adentran un poco más en sus obsesiones. Como espectadores probablemente recordamos más la primera parte de esta saga, en especial por la habilidad de Friedkin para las persecuciones en auto (secuencia perfeccionada en forma magistral por Friedkin en “To Live and Die in L.A”). Sin embargo, es en la secuela en donde se pueden encontrar mayor cantidad de complejidades narrativas tanto en Doyle como en Charnier. Así, “Contacto en Francia II” se convierte en una excusa para ahondar en las motivaciones y orígenes de ambos protagonistas.

“Contacto en Francia” (entendido como la unión entre el trabajo de Friedkin y el de Frankenheimer) es una gran saga policial. Es cierto que ha perdido un poco de frescura con los años, pero ante ello hay que comprender que en la cinematografía hay obras que envejecen unas mejor que otras. En todo caso, ambas partes se centran en una entretenida historia de género representativa del estilo de la década del 70`, y que seguramente continuará sorprendiendo a nuevos adeptos.

Título: “The French Connection I y II” / Directores: William Friedkin y John Frankenheimer / Intérpretes: Gene Hackman, Roy Schrider, Fernando Rey, Tony Lo Bianco, Bernard Fresson / Años: 1971 y 1975.

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