Sunday, July 18, 2010

Sidney Lumet:
El cineasta de las preguntas difíciles


Este fin de semana descubrí dos películas de Sidney Lumet: “Equus” (1977) y “Príncipe de la Ciudad” (1981) y al verlas una vez más quedé cautivado con la habilidad técnica de Lumet y su tremenda capacidad para dirigir actores. El director de “Tarde de Perros” en casi todos sus filmes habla de la corrupción en diversos niveles y ambientes, siempre a través del quiebre de las lealtades, el abuso de los poderes fácticos y la inmoralidad como atributo insoslayable de la justicia. Probablemente dichos elementos han transformado a este cineasta en un ícono del cine estadounidense, además de un cronista de la sociedad moderna gracias a una visión crítica y satírica de un ser humano prisionero de sistemas legales, instituciones y medios casi en su totalidad imperfectos.

Cada vez que he visto algunas de las obras de Lumet me he dado cuenta de la potencia de los mensajes que suele incluir en sus películas. Me refiero a un cine que se puede clasificar en el ámbito de la denuncia y del cual es difícil que el espectador no salga trasquilado por sus emociones y escenas descarnadas. Otra cualidad de Lumet está en que en sus filmes, incluso en sus últimos trabajos (“Find Me Gulty” y “Before the Devil Knows You´re Dead”), aún conservan el aire independiente y autoral de los 70´. El director de “Network”, como sucede con pocos cineastas, mantiene el control sobre el corte final de cada una de sus producciones.

“Equus” es una experiencia audiovisual que a pesar de haber sido filmada hace más de 30 años sigue provocando perplejidad. No es un filme fácil de ver, sobre todo al estar basado en la obra homónima de Peter Shaffer, la que para algunos especialistas es una de las piezas más difíciles del teatro inglés. La historia se centra en un obstinado psiquiatra (Richard Burton en uno de sus mejores roles) que desea descubrir los motivos de un atribulado joven (Peter Firth) después de haber dejado ciego a seis caballos. Esta es una película sobre las pasiones más primitivas del hombre y que gracias a la mezcla entre teatro y lenguaje cinematográfico alcanza la magnitud de una confesión dolorosa que destaca por su pulcritud visual.

Al otro lado de la calle se encuentra “Príncipe de la Ciudad”, una historia suburbana y a la vez un relato épico en torno a la figura de un policía (Treat Williams) cansado de la dualidad de la ley. La premisa de policías corruptos e informantes clandestinos anteriormente fue profundizada por Lumet en “Serpico”, pero en “Príncipe de la Ciudad” logra interiorizar al espectador en nuevos territorios. Esta es una de las primeras películas en mostrar a la policía como parte de un universo que tiene muchas similitudes con los estamentos del hampa, y en donde la distinción entre buenos y malos sólo se puede definir por subterfugios legales que son aceptados sin objeciones por la sociedad.

Tanto “Equus” como “Príncipe de la Ciudad” son obras que demuestran que el diálogo puede transformarse en un elemento tremendamente cinematográfico. Son relatos épicos que se desarrollan en distintas escalas, pero que tienen en común el análisis y la destrucción de la moralidad del hombre, sobre todo cuando éste se debe enfrentar a circunstancias extraordinarias.

El cine de Sidney Lumet pone sobre la mesa verdades de las que no queremos hablar o que simplemente tratamos de omitir, pero que están ahí para recordarnos nuestra endeble condición humana. En una entrevista Lumet dijo que el propósito de películas como “Príncipe de la Ciudad” está en plantear preguntas en el público, es decir, poner al descubierto distintos caminos, los que pueden ser moralmente correctos o reprobables. Gracias Dios que todavía quedan cineastas como Lumet, cuyas obras continúan interactuando con nosotros, haciéndonos preguntas que a veces es bueno tratar de contestar.

1 comment:

Anonymous said...

Muy buen comentario, felicitaciones!