Saturday, July 31, 2010

¿Quién ha visto a Harvey?

En alguna etapa de nuestras vidas, sobre todo en la infancia, tuvimos algún amigo imaginario con quien vivimos aventuras en mundos de eterna fantasía. Pero qué sucedería si en plena adultez tuviésemos un amigo invisible y éste fuese nada menos que un conejo de casi dos metros de altura. Esa es la premisa de “Harvey”, uno de los filmes más emblemáticos de la década del 50´ y uno de los más famosos de James Stewart.

Para los incrédulos espectadores de hoy esta película quizá no tendría mucho impacto, pero en el año de su estreno (1950) fue un tremendo éxito tanto de crítica como de audiencia. “Harvey” es una obra representativa de la ingenuidad de una época en donde la cortesía, las buenas intenciones y la clase trabajadora eran algunos de los sustentos básicos de la sociedad norteamericana y, en cierta medida, de la idiosincrasia occidental. Dichos elementos no podían estar mejor encarnados en la figura de Stewart, quien obtuvo la reputación de haber sido uno de los actores más queridos de la comunidad cinematográfica mundial y de Hollywood. Su aspecto de tipo honrado y su enorme capacidad para representar lo mejor del ser humano, a través de una innegable honestidad en cada una de sus caracterizaciones, lo convirtieron en un símbolo que ha perdurado hasta nuestros días. Basta recordar “Caballero sin Espada” (1939) y “Que Bello es Vivir” (1946) para darse cuenta de su histrionismo e influencia como fenómeno cultural.

En “Harvey” el protagonista es Elwood P. Dowd, un hombre de mediana edad y solteron, cuya máxima alegría es sentarse en un bar a tomar un trago y, sobre todo, ser un sujeto simpático y amable con todas las personas que lo rodean. La singularidad está en que Elwood siempre va acompañado de su gran amigo Harvey, quien es un conejo gigante que sólo él puede ver. James Stewart construye un personaje hilarante, lo que logra gracias a su enorme capacidad para desenvolverse con igual comodidad entre la comedia y el drama. Lo que podría haber sido un personaje caricaturesco en la piel de otro actor, Stewart lo hace creíble. Incluso, deseamos que las alucinaciones de Elwood sean reales.

Se podría decir que “Harvey” tiene algunos elementos quijotescos en su trama, debido a que la lucha entre realidad y fantasía, entre lo clínico y la locura, está representada en muchos de sus personajes, en especial en aquellos que sólo conciben la vida a través de estructuras y moldes prefabricados. Dichas características hacen de este filme una obra extremadamente deleitable, la que también da pie para algunas situaciones paranormales detrás de la esquizofrenia que supuestamente padece Elwood P. Dowd. El espectador se pregunta si Elwood tiene razón, si el conejo es verdadero y si tener este tipo de alucinaciones es algo tan malo en una sociedad cada día más incrédula y desesperanzada.

“Harvey” es una película entrañable que nos devuelve la fe en lo improbable, además de hacernos mirar hacia una época en que la ingenuidad era un valor que permitía a hombres y mujeres desahogar sus alegrías y miserias por medio de una conversación desprejuiciada. Para cualquier persona que haya visto un documental o leído una biografía sobre James Stewart se dará cuenta que él es Elwood P. Dowd, y también aquel Harvey que alguna vez todos hemos imaginado.

Título: “Harvey” / Director: Henry Koster / Año: 1950 / Basada en la obra ganadora del premio Pulitzer escrita por Mary Chase / Intérpretes: James Stewart, Josephine Hull, Charles Drake, Cecil Kellaway, Jesse White, Victoria Horne, Wallace Ford y Peggy Dow.

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