Friday, April 14, 2006

"EL NUEVO MUNDO"


Con apenas cuatro largometrajes en más de treinta años de carrera, Terrence Malick ha creado la imagen del cineasta excéntrico. Apenas ha figurado en entrevistas y se conocen muy pocas fotografías de su rostro. Es uno de los realizadores más recelosos de su privacidad, manía que comenzó a principios de los setenta cuando debutó con un filme que con los años se ha transformado en una cinta de culto: “Badlands”. En esta película un joven Martín Sheen junto a Sissy Spacek eran una pareja que huía de la policía, debido a un cruento crimen. Después vino la consagración de la crítica y una lluvia de premios con “Días del Cielo”, en 1978. Aquel año fue el último estreno de Malick. Algo pasó, pero nadie supo la razón. Dijeron que se había aburrido del cine, que no le gustaba ningún guión y que le molestaba no tener libertad creativa. Tuvieron que pasar más de veinte años y el silencio, virtud casi inexistente dentro de la egolatría hollywodense, dio sus frutos. Malick estaba de vuelta y volvía con una megaproducción a los cines del mundo: “La Delgada Línea Roja”. Ahora tenía los medios, el tiempo, la madurez y los recursos para adaptar a la pantalla la novela del escritor James Joyce sobre la batalla de Guadalcanal en la Segunda Guerra Mundial. Esta vez no habían condiciones y todo fue gracias a la expectación...la misma que permitió a Kubrick haber sido Kubrick. Ahora, Malick podía ser Malick.
Pasaron otros siete años y una vez más se creyó que Malick iba a desaparecer después de algunas ingratas peleas con los productores de “La Delgada Línea Roja”, ya que estos le reprocharon el no haber concedido entrevistas sobre el filme. Así, los dueños de estudios entendieron la lección, ya que comprendieron que a Malick, para presenciar su avezado ojo cinematográfico, no se le debía exigir nada, ni siquiera decir ni pío y eso de a poco lo atrajo al proyecto de “El Nuevo Mundo”. Esta sería su cuarta odisea metafísica y existencial sobre el personaje histórico del británico John Smith, su llegada al continente americano y su relación con la nativa Pocahontas.
En la cinta se reiteran las ideas de Malick acerca del hombre que viene a perpetrar la destrucción de lo primitivo, de la naturaleza y de lo virginal entendido como lo que carece de corrupción. El estilo de su director se origina en la visualización onírica, en la percepción e interiorización en los ambientes. Su autoría descansa en la insinuación novelesca, donde las imágenes consiguen completar una efectiva simbiosis con las palabras. Todo se resume a un deleite visual, cuyo propósito es la emotividad reflexiva que colinda con lo operático. Los espectadores, tanto en su último filme como en los previos, logramos quedar absortos en las cavilaciones de los protagonistas. Las luces y sombras juegan un papel predominante en el poder estilístico de Malick.
“El Nuevo Mundo” es una historia de amor en que el afán de conquista y de sobrevivencia, de parte del hombre blanco, termina por acabar con aquellas cosas que fueron durante décadas y siglos. Lo único que queda es la evocación, el recuerdo, la culpa y la aniquilación de la inocencia a manos de la “modernidad” y sus “actos civilizados”. Sin duda una gran película que llega con retraso a Chile y que demuestra que el silencio, junto con el hermetismo, es una buena terapia para los cineastas que gozan de un corazón creativo.
Título: “El Nuevo Mundo” (The New World) / Año: 2005 / Director: Terrence Malick / Intérpretes: Colin Farrell, Christopher Plummer, Christian Bale, Q`Orianka Kilcher y Wes Studi.

No comments: